En otra Vida
En otra vida soy ese puto cirujano plástico que gana una millonada por cirujía. Mi closet combinado vistiendome a lo Steve Jobs, con beatles de cuello alto y lentes de lectura. En esa otra vida vivo en una casa minimalista de un piso, un rectangulo negro alargado al igual que la piscina en donde me sumergo cada día a las 6 am a nadar de un lado a otro, como el protagonista del cien pies humano, una mente de tiburón, un frívolo ganador.
En esa vida no me tendrías de amigo en facebook, porque estaría en el facebook de los billonarios, nunca en tu perra vida me hubieras conocido.
En esa vida no saldría con mis mamadas de variados gustos musicales, sólo variaría entre la clásica y el house.
Terry Dubrow hubiese sido una alpargata al lado mío.
Pero no creas que esa versión de mi no existe en un universo paralelo.
En mi lujosa casa cuadrada saboreando mi cafetera industrial, divisando la ciudad, desde mi condominio exclusivo.
Entonces yo también de tanto arreglar al resto, me hubiese vuelto una copia, pegandome las orejas y poniéndome botox. No hubiese sido tan auténtica.
Poniendo silicona y botox por doquier, abriendo cuerpos y no sintiendo nervios. En esa vida los ejercicios matemáticos no me hubiesen costado tanto.
Pero jamás hubiese leído Una Noche de Verano de Shakespeare, cómo en esta vida. Y no hubiese salvado Vacas ni Perros. No hubiese tenido tiempo.
Quizás en esa vida sería carnivora. Ni hubiese llorado por amor. Eso es bueno.
En esa vida estoy lejos de mis Padres. Que me pagaron la universidad y luego desaparecí, para hacer video llamada de vez en cuando desde un país lejano y enviar regalos caros.
Soy un cirujano plástico, De Harvard? De Yale? Ni en tu perra vida me hubieses conocido. Ni hubiésemos babeado la misma cerveza bajo la lluvia.
Esa versión también existe dentro de mí. Le dije a mi Padre, en otra vida, me hubiese gustado ser Médico. Él me confesó que el también. Èl es un loquillo como yo.
En esa vida no hubiese comprado pelucas. Ni tatuajes temporales. Hablaría más elegante. Chile para mí hubiese sido un país pequeño allá a lo lejos, tercermundista, con las calles tomadas por el alcoholismo y estudiantes con el culo al aire. Qué retrógrado.
En esa vida jamás hubiese escuchado cómo grita un cerdo cuando lo matan, hubiese estado tan desconectada sentada en mi restaurant caro.
La melancolía la hubiese enterrado lejos. No me hubiese enamorado de cualquiera. Porque tu sabes que en el campo de golf y en la cancha de tenis no se encuentran hombre prostitutamente ordinarios, o al menos compartirías tus fluidos con gente más fina.
Entonces jamás me hubiese topado con el indio que me calentó la sopa. Pero no hubiese sentido olores extraños.
Entonces con todo ese dinero hubiese modificado mi adn para que mis hijos no salgan con fallas. Los hijos que nunca tendré.
No me hubieses pillado conectada nunca, porque eso de andar entre insta y facebook es para los básicos. Tu sabes que como cirujano me la paso la madrugada operando y luego al gym, no hay tiempo para mamadas.
Y claramente nada me hubiese impresionado ni nadie a mi alrededor se hubiese lucido con cosas materiales porque los piojos hinchados quedaron allá a lo lejos, en el país tercermundista.
Que eso de andar escribiendo diarios y después quemarlos por el poder de atracción. Que es eso de andar recortando revistas y hacer collages y blogs. En esa vida solo la física y la química existen para mí, una mentalidad fría ante todo y una conducta intachable.
No me hubiese dado por salir disfrazada a la calle con esos ropajes que las adolescentes aman y las viejas recelan. Con mis gafas a lo matrix solo me hubieses visto la mitad del rostro en el jeep presidencial. En dónde se escucha música selecta y moderada, porque no queremos escándalos, esa es la versión delincuente.
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